Anciano
Anciano es quien tiene mucha edad; viejo el que perdió la jovialidad.
La edad causa degeneración de las células; la vejez degeneración del espíritu.
Usted es anciano, cuando se pregunta si vale la pena; usted es viejo cuando sin pensar, responde que no.
Usted es anciano cuando sueña, usted es viejo cuando apenas duerme.
Usted es anciano cuando todavía aprende; usted es viejo cuando ya no enseña.
Usted es anciano cuando se ejercita; usted es viejo cuando solamente descansa.
Usted es anciano cuando todavía siente amor; usted es viejo cuando solamente siente celos.
Usted es anciano cuando el día de hoy es el primero del resto de su vida; usted es viejo cuando todos los días parecen ser el último de su larga vida.
Usted es anciano cuando su calendario tiene "mañanas"; usted es viejo cuando solamente tiene "ayeres".
El anciano se renueva cada día que termina, porque mientras el anciano tiene sus ojos puestos en el horizonte, por donde el sol despunta e ilumina la esperanza, el viejo tiene su miopía mirando hacia las sombras del pasado.
El anciano tiene planes; el viejo tiene nostalgias.
El anciano lucha lo que le resta de vida; el viejo sufre lo que le falta hasta la muerte.
El anciano lleva una vida activa, llena de proyectos y plena de esperanzas.
Para él el tiempo pasa más rápido, y la vejez nunca llega. Para el viejo, sus horas se arrastran, destruidas de todo sentido.
Las arrugas del anciano son más bonitas, porque fueron marcadas por la sonrisa; las arrugas del viejo son feas, porque fueron marcadas por la amargura.
En definitiva, el anciano y el viejo pueden tener la misma edad en el calendario, pero edades diferentes en el corazón.
Que usted, anciano, viva una larga vida, pero nunca se ponga viejo.
PUEDES SER JOVEN Y SIN EMBARGO ESTAR VIEJO!!!
miércoles, 3 de diciembre de 2008
domingo, 26 de octubre de 2008
El gato negro Traducción de Julio Cortázar
Edgar Allan Poe
El gato negro
No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.
Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.
Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.
Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.
Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle.
Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.
Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos, pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó de mí una furia demoníaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad.
Cuando la razón retornó con la mañana, cuando hube disipado en el sueño los vapores de la orgía nocturna, sentí que el horror se mezclaba con el remordimiento ante el crimen cometido; pero mi sentimiento era débil y ambiguo, no alcanzaba a interesar al alma. Una vez más me hundí en los excesos y muy pronto ahogué en vino los recuerdos de lo sucedido.
El gato, entretanto, mejoraba poco a poco. Cierto que la órbita donde faltaba el ojo presentaba un horrible aspecto, pero el animal no parecía sufrir ya. Se paseaba, como de costumbre, por la casa, aunque, como es de imaginar, huía aterrorizado al verme. Me quedaba aún bastante de mi antigua manera de ser para sentirme agraviado por la evidente antipatía de un animal que alguna vez me había querido tanto. Pero ese sentimiento no tardó en ceder paso a la irritación. Y entonces, para mi caída final e irrevocable, se presentó el espíritu de la perversidad. La filosofía no tiene en cuenta a este espíritu; y, sin embargo, tan seguro estoy de que mi alma existe como de que la perversidad es uno de los impulsos primordiales del corazón humano, una de las facultades primarias indivisibles, uno de esos sentimientos que dirigen el carácter del hombre. ¿Quién no se ha sorprendido a sí mismo cien veces en momentos en que cometía una acción tonta o malvada por la simple razón de que no debía cometerla? ¿No hay en nosotros una tendencia permanente, que enfrenta descaradamente al buen sentido, una tendencia a transgredir lo que constituye la Ley por el solo hecho de serlo? Este espíritu de perversidad se presentó, como he dicho, en mi caída final. Y el insondable anhelo que tenía mi alma de vejarse a sí misma, de violentar su propia naturaleza, de hacer mal por el mal mismo, me incitó a continuar y, finalmente, a consumar el suplicio que había infligido a la inocente bestia. Una mañana, obrando a sangre fría, le pasé un lazo por el pescuezo y lo ahorqué en la rama de un árbol; lo ahorqué mientras las lágrimas manaban de mis ojos y el más amargo remordimiento me apretaba el corazón; lo ahorqué porque recordaba que me había querido y porque estaba seguro de que no me había dado motivo para matarlo; lo ahorqué porque sabía que, al hacerlo, cometía un pecado, un pecado mortal que comprometería mi alma hasta llevarla -si ello fuera posible- más allá del alcance de la infinita misericordia del Dios más misericordioso y más terrible.
La noche de aquel mismo día en que cometí tan cruel acción me despertaron gritos de: "¡Incendio!" Las cortinas de mi cama eran una llama viva y toda la casa estaba ardiendo. Con gran dificultad pudimos escapar de la conflagración mi mujer, un sirviente y yo. Todo quedó destruido. Mis bienes terrenales se perdieron y desde ese momento tuve que resignarme a la desesperanza.
No incurriré en la debilidad de establecer una relación de causa y efecto entre el desastre y mi criminal acción. Pero estoy detallando una cadena de hechos y no quiero dejar ningún eslabón incompleto. Al día siguiente del incendio acudí a visitar las ruinas. Salvo una, las paredes se habían desplomado. La que quedaba en pie era un tabique divisorio de poco espesor, situado en el centro de la casa, y contra el cual se apoyaba antes la cabecera de mi lecho. El enlucido había quedado a salvo de la acción del fuego, cosa que atribuí a su reciente aplicación. Una densa muchedumbre habíase reunido frente a la pared y varias personas parecían examinar parte de la misma con gran atención y detalle. Las palabras "¡extraño!, ¡curioso!" y otras similares excitaron mi curiosidad. Al aproximarme vi que en la blanca superficie, grabada como un bajorrelieve, aparecía la imagen de un gigantesco gato. El contorno tenía una nitidez verdaderamente maravillosa. Había una soga alrededor del pescuezo del animal.
Al descubrir esta aparición -ya que no podía considerarla otra cosa- me sentí dominado por el asombro y el terror. Pero la reflexión vino luego en mi ayuda. Recordé que había ahorcado al gato en un jardín contiguo a la casa. Al producirse la alarma del incendio, la multitud había invadido inmediatamente el jardín: alguien debió de cortar la soga y tirar al gato en mi habitación por la ventana abierta. Sin duda, habían tratado de despertarme en esa forma. Probablemente la caída de las paredes comprimió a la víctima de mi crueldad contra el enlucido recién aplicado, cuya cal, junto con la acción de las llamas y el amoniaco del cadáver, produjo la imagen que acababa de ver.
Si bien en esta forma quedó satisfecha mi razón, ya que no mi conciencia, sobre el extraño episodio, lo ocurrido impresionó profundamente mi imaginación. Durante muchos meses no pude librarme del fantasma del gato, y en todo ese tiempo dominó mi espíritu un sentimiento informe que se parecía, sin serlo, al remordimiento. Llegué al punto de lamentar la pérdida del animal y buscar, en los viles antros que habitualmente frecuentaba, algún otro de la misma especie y apariencia que pudiera ocupar su lugar.
Una noche en que, borracho a medias, me hallaba en una taberna más que infame, reclamó mi atención algo negro posado sobre uno de los enormes toneles de ginebra que constituían el principal moblaje del lugar. Durante algunos minutos había estado mirando dicho tonel y me sorprendió no haber advertido antes la presencia de la mancha negra en lo alto. Me aproximé y la toqué con la mano. Era un gato negro muy grande, tan grande como Plutón y absolutamente igual a éste, salvo un detalle. Plutón no tenía el menor pelo blanco en el cuerpo, mientras este gato mostraba una vasta aunque indefinida mancha blanca que le cubría casi todo el pecho.
Al sentirse acariciado se enderezó prontamente, ronroneando con fuerza, se frotó contra mi mano y pareció encantado de mis atenciones. Acababa, pues, de encontrar el animal que precisamente andaba buscando. De inmediato, propuse su compra al tabernero, pero me contestó que el animal no era suyo y que jamás lo había visto antes ni sabía nada de él.
Continué acariciando al gato y, cuando me disponía a volver a casa, el animal pareció dispuesto a acompañarme. Le permití que lo hiciera, deteniéndome una y otra vez para inclinarme y acariciarlo. Cuando estuvo en casa, se acostumbró a ella de inmediato y se convirtió en el gran favorito de mi mujer.
Por mi parte, pronto sentí nacer en mí una antipatía hacia aquel animal. Era exactamente lo contrario de lo que había anticipado, pero -sin que pueda decir cómo ni por qué- su marcado cariño por mí me disgustaba y me fatigaba. Gradualmente, el sentimiento de disgusto y fatiga creció hasta alcanzar la amargura del odio. Evitaba encontrarme con el animal; un resto de vergüenza y el recuerdo de mi crueldad de antaño me vedaban maltratarlo. Durante algunas semanas me abstuve de pegarle o de hacerlo víctima de cualquier violencia; pero gradualmente -muy gradualmente- llegué a mirarlo con inexpresable odio y a huir en silencio de su detestable presencia, como si fuera una emanación de la peste.
Lo que, sin duda, contribuyó a aumentar mi odio fue descubrir, a la mañana siguiente de haberlo traído a casa, que aquel gato, igual que Plutón, era tuerto. Esta circunstancia fue precisamente la que lo hizo más grato a mi mujer, quien, como ya dije, poseía en alto grado esos sentimientos humanitarios que alguna vez habían sido mi rasgo distintivo y la fuente de mis placeres más simples y más puros.
El cariño del gato por mí parecía aumentar en el mismo grado que mi aversión. Seguía mis pasos con una pertinencia que me costaría hacer entender al lector. Dondequiera que me sentara venía a ovillarse bajo mi silla o saltaba a mis rodillas, prodigándome sus odiosas caricias. Si echaba a caminar, se metía entre mis pies, amenazando con hacerme caer, o bien clavaba sus largas y afiladas uñas en mis ropas, para poder trepar hasta mi pecho. En esos momentos, aunque ansiaba aniquilarlo de un solo golpe, me sentía paralizado por el recuerdo de mi primer crimen, pero sobre todo -quiero confesarlo ahora mismo- por un espantoso temor al animal.
Aquel temor no era precisamente miedo de un mal físico y, sin embargo, me sería imposible definirlo de otra manera. Me siento casi avergonzado de reconocer, sí, aún en esta celda de criminales me siento casi avergonzado de reconocer que el terror, el espanto que aquel animal me inspiraba, era intensificado por una de las más insensatas quimeras que sería dado concebir. Más de una vez mi mujer me había llamado la atención sobre la forma de la mancha blanca de la cual ya he hablado, y que constituía la única diferencia entre el extraño animal y el que yo había matado. El lector recordará que esta mancha, aunque grande, me había parecido al principio de forma indefinida; pero gradualmente, de manera tan imperceptible que mi razón luchó durante largo tiempo por rechazarla como fantástica, la mancha fue asumiendo un contorno de rigurosa precisión. Representaba ahora algo que me estremezco al nombrar, y por ello odiaba, temía y hubiera querido librarme del monstruo si hubiese sido capaz de atreverme; representaba, digo, la imagen de una cosa atroz, siniestra..., ¡la imagen del patíbulo! ¡Oh lúgubre y terrible máquina del horror y del crimen, de la agonía y de la muerte!
Me sentí entonces más miserable que todas las miserias humanas. ¡Pensar que una bestia, cuyo semejante había yo destruido desdeñosamente, una bestia era capaz de producir tan insoportable angustia en un hombre creado a imagen y semejanza de Dios! ¡Ay, ni de día ni de noche pude ya gozar de la bendición del reposo! De día, aquella criatura no me dejaba un instante solo; de noche, despertaba hora a hora de los más horrorosos sueños, para sentir el ardiente aliento de la cosa en mi rostro y su terrible peso -pesadilla encarnada de la que no me era posible desprenderme- apoyado eternamente sobre mi corazón.
Bajo el agobio de tormentos semejantes, sucumbió en mí lo poco que me quedaba de bueno. Sólo los malos pensamientos disfrutaban ya de mi intimidad; los más tenebrosos, los más perversos pensamientos. La melancolía habitual de mi humor creció hasta convertirse en aborrecimiento de todo lo que me rodeaba y de la entera humanidad; y mi pobre mujer, que de nada se quejaba, llegó a ser la habitual y paciente víctima de los repentinos y frecuentes arrebatos de ciega cólera a que me abandonaba.
Cierto día, para cumplir una tarea doméstica, me acompañó al sótano de la vieja casa donde nuestra pobreza nos obligaba a vivir. El gato me siguió mientras bajaba la empinada escalera y estuvo a punto de tirarme cabeza abajo, lo cual me exasperó hasta la locura. Alzando un hacha y olvidando en mi rabia los pueriles temores que hasta entonces habían detenido mi mano, descargué un golpe que hubiera matado instantáneamente al animal de haberlo alcanzado. Pero la mano de mi mujer detuvo su trayectoria. Entonces, llevado por su intervención a una rabia más que demoníaca, me zafé de su abrazo y le hundí el hacha en la cabeza. Sin un solo quejido, cayó muerta a mis pies.
Cumplido este espantoso asesinato, me entregué al punto y con toda sangre fría a la tarea de ocultar el cadáver. Sabía que era imposible sacarlo de casa, tanto de día como de noche, sin correr el riesgo de que algún vecino me observara. Diversos proyectos cruzaron mi mente. Por un momento pensé en descuartizar el cuerpo y quemar los pedazos. Luego se me ocurrió cavar una tumba en el piso del sótano. Pensé también si no convenía arrojar el cuerpo al pozo del patio o meterlo en un cajón, como si se tratara de una mercadería común, y llamar a un mozo de cordel para que lo retirara de casa. Pero, al fin, di con lo que me pareció el mejor expediente y decidí emparedar el cadáver en el sótano, tal como se dice que los monjes de la Edad Media emparedaban a sus víctimas.
El sótano se adaptaba bien a este propósito. Sus muros eran de material poco resistente y estaban recién revocados con un mortero ordinario, que la humedad de la atmósfera no había dejado endurecer. Además, en una de las paredes se veía la saliencia de una falsa chimenea, la cual había sido rellenada y tratada de manera semejante al resto del sótano. Sin lugar a dudas, sería muy fácil sacar los ladrillos en esa parte, introducir el cadáver y tapar el agujero como antes, de manera que ninguna mirada pudiese descubrir algo sospechoso.
No me equivocaba en mis cálculos. Fácilmente saqué los ladrillos con ayuda de una palanca y, luego de colocar cuidadosamente el cuerpo contra la pared interna, lo mantuve en esa posición mientras aplicaba de nuevo la mampostería en su forma original. Después de procurarme argamasa, arena y cerda, preparé un enlucido que no se distinguía del anterior y revoqué cuidadosamente el nuevo enladrillado. Concluida la tarea, me sentí seguro de que todo estaba bien. La pared no mostraba la menor señal de haber sido tocada. Había barrido hasta el menor fragmento de material suelto. Miré en torno, triunfante, y me dije: "Aquí, por lo menos, no he trabajado en vano".
Mi paso siguiente consistió en buscar a la bestia causante de tanta desgracia, pues al final me había decidido a matarla. Si en aquel momento el gato hubiera surgido ante mí, su destino habría quedado sellado, pero, por lo visto, el astuto animal, alarmado por la violencia de mi primer acceso de cólera, se cuidaba de aparecer mientras no cambiara mi humor. Imposible describir o imaginar el profundo, el maravilloso alivio que la ausencia de la detestada criatura trajo a mi pecho. No se presentó aquella noche, y así, por primera vez desde su llegada a la casa, pude dormir profunda y tranquilamente; sí, pude dormir, aun con el peso del crimen sobre mi alma.
Pasaron el segundo y el tercer día y mi atormentador no volvía. Una vez más respiré como un hombre libre. ¡Aterrado, el monstruo había huido de casa para siempre! ¡Ya no volvería a contemplarlo! Gozaba de una suprema felicidad, y la culpa de mi negra acción me preocupaba muy poco. Se practicaron algunas averiguaciones, a las que no me costó mucho responder. Incluso hubo una perquisición en la casa; pero, naturalmente, no se descubrió nada. Mi tranquilidad futura me parecía asegurada.
Al cuarto día del asesinato, un grupo de policías se presentó inesperadamente y procedió a una nueva y rigurosa inspección. Convencido de que mi escondrijo era impenetrable, no sentí la más leve inquietud. Los oficiales me pidieron que los acompañara en su examen. No dejaron hueco ni rincón sin revisar. Al final, por tercera o cuarta vez, bajaron al sótano. Los seguí sin que me temblara un solo músculo. Mi corazón latía tranquilamente, como el de aquel que duerme en la inocencia. Me paseé de un lado al otro del sótano. Había cruzado los brazos sobre el pecho y andaba tranquilamente de aquí para allá. Los policías estaban completamente satisfechos y se disponían a marcharse. La alegría de mi corazón era demasiado grande para reprimirla. Ardía en deseos de decirles, por lo menos, una palabra como prueba de triunfo y confirmar doblemente mi inocencia.
-Caballeros -dije, por fin, cuando el grupo subía la escalera-, me alegro mucho de haber disipado sus sospechas. Les deseo felicidad y un poco más de cortesía. Dicho sea de paso, caballeros, esta casa está muy bien construida... (En mi frenético deseo de decir alguna cosa con naturalidad, casi no me daba cuenta de mis palabras). Repito que es una casa de excelente construcción. Estas paredes... ¿ya se marchan ustedes, caballeros?... tienen una gran solidez.
Y entonces, arrastrado por mis propias bravatas, golpeé fuertemente con el bastón que llevaba en la mano sobre la pared del enladrillado tras de la cual se hallaba el cadáver de la esposa de mi corazón.
¡Que Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio! Apenas había cesado el eco de mis golpes cuando una voz respondió desde dentro de la tumba. Un quejido, sordo y entrecortado al comienzo, semejante al sollozar de un niño, que luego creció rápidamente hasta convertirse en un largo, agudo y continuo alarido, anormal, como inhumano, un aullido, un clamor de lamentación, mitad de horror, mitad de triunfo, como sólo puede haber brotado en el infierno de la garganta de los condenados en su agonía y de los demonios exultantes en la condenación.
Hablar de lo que pensé en ese momento sería locura. Presa de vértigo, fui tambaleándome hasta la pared opuesta. Por un instante el grupo de hombres en la escalera quedó paralizado por el terror. Luego, una docena de robustos brazos atacaron la pared, que cayó de una pieza. El cadáver, ya muy corrompido y manchado de sangre coagulada, apareció de pie ante los ojos de los espectadores. Sobre su cabeza, con la roja boca abierta y el único ojo como de fuego, estaba agazapada la horrible bestia cuya astucia me había inducido al asesinato y cuya voz delatadora me entregaba al verdugo. ¡Había emparedado al monstruo en la tumba!
El gato negro
No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.
Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.
Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.
Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.
Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle.
Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.
Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos, pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó de mí una furia demoníaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad.
Cuando la razón retornó con la mañana, cuando hube disipado en el sueño los vapores de la orgía nocturna, sentí que el horror se mezclaba con el remordimiento ante el crimen cometido; pero mi sentimiento era débil y ambiguo, no alcanzaba a interesar al alma. Una vez más me hundí en los excesos y muy pronto ahogué en vino los recuerdos de lo sucedido.
El gato, entretanto, mejoraba poco a poco. Cierto que la órbita donde faltaba el ojo presentaba un horrible aspecto, pero el animal no parecía sufrir ya. Se paseaba, como de costumbre, por la casa, aunque, como es de imaginar, huía aterrorizado al verme. Me quedaba aún bastante de mi antigua manera de ser para sentirme agraviado por la evidente antipatía de un animal que alguna vez me había querido tanto. Pero ese sentimiento no tardó en ceder paso a la irritación. Y entonces, para mi caída final e irrevocable, se presentó el espíritu de la perversidad. La filosofía no tiene en cuenta a este espíritu; y, sin embargo, tan seguro estoy de que mi alma existe como de que la perversidad es uno de los impulsos primordiales del corazón humano, una de las facultades primarias indivisibles, uno de esos sentimientos que dirigen el carácter del hombre. ¿Quién no se ha sorprendido a sí mismo cien veces en momentos en que cometía una acción tonta o malvada por la simple razón de que no debía cometerla? ¿No hay en nosotros una tendencia permanente, que enfrenta descaradamente al buen sentido, una tendencia a transgredir lo que constituye la Ley por el solo hecho de serlo? Este espíritu de perversidad se presentó, como he dicho, en mi caída final. Y el insondable anhelo que tenía mi alma de vejarse a sí misma, de violentar su propia naturaleza, de hacer mal por el mal mismo, me incitó a continuar y, finalmente, a consumar el suplicio que había infligido a la inocente bestia. Una mañana, obrando a sangre fría, le pasé un lazo por el pescuezo y lo ahorqué en la rama de un árbol; lo ahorqué mientras las lágrimas manaban de mis ojos y el más amargo remordimiento me apretaba el corazón; lo ahorqué porque recordaba que me había querido y porque estaba seguro de que no me había dado motivo para matarlo; lo ahorqué porque sabía que, al hacerlo, cometía un pecado, un pecado mortal que comprometería mi alma hasta llevarla -si ello fuera posible- más allá del alcance de la infinita misericordia del Dios más misericordioso y más terrible.
La noche de aquel mismo día en que cometí tan cruel acción me despertaron gritos de: "¡Incendio!" Las cortinas de mi cama eran una llama viva y toda la casa estaba ardiendo. Con gran dificultad pudimos escapar de la conflagración mi mujer, un sirviente y yo. Todo quedó destruido. Mis bienes terrenales se perdieron y desde ese momento tuve que resignarme a la desesperanza.
No incurriré en la debilidad de establecer una relación de causa y efecto entre el desastre y mi criminal acción. Pero estoy detallando una cadena de hechos y no quiero dejar ningún eslabón incompleto. Al día siguiente del incendio acudí a visitar las ruinas. Salvo una, las paredes se habían desplomado. La que quedaba en pie era un tabique divisorio de poco espesor, situado en el centro de la casa, y contra el cual se apoyaba antes la cabecera de mi lecho. El enlucido había quedado a salvo de la acción del fuego, cosa que atribuí a su reciente aplicación. Una densa muchedumbre habíase reunido frente a la pared y varias personas parecían examinar parte de la misma con gran atención y detalle. Las palabras "¡extraño!, ¡curioso!" y otras similares excitaron mi curiosidad. Al aproximarme vi que en la blanca superficie, grabada como un bajorrelieve, aparecía la imagen de un gigantesco gato. El contorno tenía una nitidez verdaderamente maravillosa. Había una soga alrededor del pescuezo del animal.
Al descubrir esta aparición -ya que no podía considerarla otra cosa- me sentí dominado por el asombro y el terror. Pero la reflexión vino luego en mi ayuda. Recordé que había ahorcado al gato en un jardín contiguo a la casa. Al producirse la alarma del incendio, la multitud había invadido inmediatamente el jardín: alguien debió de cortar la soga y tirar al gato en mi habitación por la ventana abierta. Sin duda, habían tratado de despertarme en esa forma. Probablemente la caída de las paredes comprimió a la víctima de mi crueldad contra el enlucido recién aplicado, cuya cal, junto con la acción de las llamas y el amoniaco del cadáver, produjo la imagen que acababa de ver.
Si bien en esta forma quedó satisfecha mi razón, ya que no mi conciencia, sobre el extraño episodio, lo ocurrido impresionó profundamente mi imaginación. Durante muchos meses no pude librarme del fantasma del gato, y en todo ese tiempo dominó mi espíritu un sentimiento informe que se parecía, sin serlo, al remordimiento. Llegué al punto de lamentar la pérdida del animal y buscar, en los viles antros que habitualmente frecuentaba, algún otro de la misma especie y apariencia que pudiera ocupar su lugar.
Una noche en que, borracho a medias, me hallaba en una taberna más que infame, reclamó mi atención algo negro posado sobre uno de los enormes toneles de ginebra que constituían el principal moblaje del lugar. Durante algunos minutos había estado mirando dicho tonel y me sorprendió no haber advertido antes la presencia de la mancha negra en lo alto. Me aproximé y la toqué con la mano. Era un gato negro muy grande, tan grande como Plutón y absolutamente igual a éste, salvo un detalle. Plutón no tenía el menor pelo blanco en el cuerpo, mientras este gato mostraba una vasta aunque indefinida mancha blanca que le cubría casi todo el pecho.
Al sentirse acariciado se enderezó prontamente, ronroneando con fuerza, se frotó contra mi mano y pareció encantado de mis atenciones. Acababa, pues, de encontrar el animal que precisamente andaba buscando. De inmediato, propuse su compra al tabernero, pero me contestó que el animal no era suyo y que jamás lo había visto antes ni sabía nada de él.
Continué acariciando al gato y, cuando me disponía a volver a casa, el animal pareció dispuesto a acompañarme. Le permití que lo hiciera, deteniéndome una y otra vez para inclinarme y acariciarlo. Cuando estuvo en casa, se acostumbró a ella de inmediato y se convirtió en el gran favorito de mi mujer.
Por mi parte, pronto sentí nacer en mí una antipatía hacia aquel animal. Era exactamente lo contrario de lo que había anticipado, pero -sin que pueda decir cómo ni por qué- su marcado cariño por mí me disgustaba y me fatigaba. Gradualmente, el sentimiento de disgusto y fatiga creció hasta alcanzar la amargura del odio. Evitaba encontrarme con el animal; un resto de vergüenza y el recuerdo de mi crueldad de antaño me vedaban maltratarlo. Durante algunas semanas me abstuve de pegarle o de hacerlo víctima de cualquier violencia; pero gradualmente -muy gradualmente- llegué a mirarlo con inexpresable odio y a huir en silencio de su detestable presencia, como si fuera una emanación de la peste.
Lo que, sin duda, contribuyó a aumentar mi odio fue descubrir, a la mañana siguiente de haberlo traído a casa, que aquel gato, igual que Plutón, era tuerto. Esta circunstancia fue precisamente la que lo hizo más grato a mi mujer, quien, como ya dije, poseía en alto grado esos sentimientos humanitarios que alguna vez habían sido mi rasgo distintivo y la fuente de mis placeres más simples y más puros.
El cariño del gato por mí parecía aumentar en el mismo grado que mi aversión. Seguía mis pasos con una pertinencia que me costaría hacer entender al lector. Dondequiera que me sentara venía a ovillarse bajo mi silla o saltaba a mis rodillas, prodigándome sus odiosas caricias. Si echaba a caminar, se metía entre mis pies, amenazando con hacerme caer, o bien clavaba sus largas y afiladas uñas en mis ropas, para poder trepar hasta mi pecho. En esos momentos, aunque ansiaba aniquilarlo de un solo golpe, me sentía paralizado por el recuerdo de mi primer crimen, pero sobre todo -quiero confesarlo ahora mismo- por un espantoso temor al animal.
Aquel temor no era precisamente miedo de un mal físico y, sin embargo, me sería imposible definirlo de otra manera. Me siento casi avergonzado de reconocer, sí, aún en esta celda de criminales me siento casi avergonzado de reconocer que el terror, el espanto que aquel animal me inspiraba, era intensificado por una de las más insensatas quimeras que sería dado concebir. Más de una vez mi mujer me había llamado la atención sobre la forma de la mancha blanca de la cual ya he hablado, y que constituía la única diferencia entre el extraño animal y el que yo había matado. El lector recordará que esta mancha, aunque grande, me había parecido al principio de forma indefinida; pero gradualmente, de manera tan imperceptible que mi razón luchó durante largo tiempo por rechazarla como fantástica, la mancha fue asumiendo un contorno de rigurosa precisión. Representaba ahora algo que me estremezco al nombrar, y por ello odiaba, temía y hubiera querido librarme del monstruo si hubiese sido capaz de atreverme; representaba, digo, la imagen de una cosa atroz, siniestra..., ¡la imagen del patíbulo! ¡Oh lúgubre y terrible máquina del horror y del crimen, de la agonía y de la muerte!
Me sentí entonces más miserable que todas las miserias humanas. ¡Pensar que una bestia, cuyo semejante había yo destruido desdeñosamente, una bestia era capaz de producir tan insoportable angustia en un hombre creado a imagen y semejanza de Dios! ¡Ay, ni de día ni de noche pude ya gozar de la bendición del reposo! De día, aquella criatura no me dejaba un instante solo; de noche, despertaba hora a hora de los más horrorosos sueños, para sentir el ardiente aliento de la cosa en mi rostro y su terrible peso -pesadilla encarnada de la que no me era posible desprenderme- apoyado eternamente sobre mi corazón.
Bajo el agobio de tormentos semejantes, sucumbió en mí lo poco que me quedaba de bueno. Sólo los malos pensamientos disfrutaban ya de mi intimidad; los más tenebrosos, los más perversos pensamientos. La melancolía habitual de mi humor creció hasta convertirse en aborrecimiento de todo lo que me rodeaba y de la entera humanidad; y mi pobre mujer, que de nada se quejaba, llegó a ser la habitual y paciente víctima de los repentinos y frecuentes arrebatos de ciega cólera a que me abandonaba.
Cierto día, para cumplir una tarea doméstica, me acompañó al sótano de la vieja casa donde nuestra pobreza nos obligaba a vivir. El gato me siguió mientras bajaba la empinada escalera y estuvo a punto de tirarme cabeza abajo, lo cual me exasperó hasta la locura. Alzando un hacha y olvidando en mi rabia los pueriles temores que hasta entonces habían detenido mi mano, descargué un golpe que hubiera matado instantáneamente al animal de haberlo alcanzado. Pero la mano de mi mujer detuvo su trayectoria. Entonces, llevado por su intervención a una rabia más que demoníaca, me zafé de su abrazo y le hundí el hacha en la cabeza. Sin un solo quejido, cayó muerta a mis pies.
Cumplido este espantoso asesinato, me entregué al punto y con toda sangre fría a la tarea de ocultar el cadáver. Sabía que era imposible sacarlo de casa, tanto de día como de noche, sin correr el riesgo de que algún vecino me observara. Diversos proyectos cruzaron mi mente. Por un momento pensé en descuartizar el cuerpo y quemar los pedazos. Luego se me ocurrió cavar una tumba en el piso del sótano. Pensé también si no convenía arrojar el cuerpo al pozo del patio o meterlo en un cajón, como si se tratara de una mercadería común, y llamar a un mozo de cordel para que lo retirara de casa. Pero, al fin, di con lo que me pareció el mejor expediente y decidí emparedar el cadáver en el sótano, tal como se dice que los monjes de la Edad Media emparedaban a sus víctimas.
El sótano se adaptaba bien a este propósito. Sus muros eran de material poco resistente y estaban recién revocados con un mortero ordinario, que la humedad de la atmósfera no había dejado endurecer. Además, en una de las paredes se veía la saliencia de una falsa chimenea, la cual había sido rellenada y tratada de manera semejante al resto del sótano. Sin lugar a dudas, sería muy fácil sacar los ladrillos en esa parte, introducir el cadáver y tapar el agujero como antes, de manera que ninguna mirada pudiese descubrir algo sospechoso.
No me equivocaba en mis cálculos. Fácilmente saqué los ladrillos con ayuda de una palanca y, luego de colocar cuidadosamente el cuerpo contra la pared interna, lo mantuve en esa posición mientras aplicaba de nuevo la mampostería en su forma original. Después de procurarme argamasa, arena y cerda, preparé un enlucido que no se distinguía del anterior y revoqué cuidadosamente el nuevo enladrillado. Concluida la tarea, me sentí seguro de que todo estaba bien. La pared no mostraba la menor señal de haber sido tocada. Había barrido hasta el menor fragmento de material suelto. Miré en torno, triunfante, y me dije: "Aquí, por lo menos, no he trabajado en vano".
Mi paso siguiente consistió en buscar a la bestia causante de tanta desgracia, pues al final me había decidido a matarla. Si en aquel momento el gato hubiera surgido ante mí, su destino habría quedado sellado, pero, por lo visto, el astuto animal, alarmado por la violencia de mi primer acceso de cólera, se cuidaba de aparecer mientras no cambiara mi humor. Imposible describir o imaginar el profundo, el maravilloso alivio que la ausencia de la detestada criatura trajo a mi pecho. No se presentó aquella noche, y así, por primera vez desde su llegada a la casa, pude dormir profunda y tranquilamente; sí, pude dormir, aun con el peso del crimen sobre mi alma.
Pasaron el segundo y el tercer día y mi atormentador no volvía. Una vez más respiré como un hombre libre. ¡Aterrado, el monstruo había huido de casa para siempre! ¡Ya no volvería a contemplarlo! Gozaba de una suprema felicidad, y la culpa de mi negra acción me preocupaba muy poco. Se practicaron algunas averiguaciones, a las que no me costó mucho responder. Incluso hubo una perquisición en la casa; pero, naturalmente, no se descubrió nada. Mi tranquilidad futura me parecía asegurada.
Al cuarto día del asesinato, un grupo de policías se presentó inesperadamente y procedió a una nueva y rigurosa inspección. Convencido de que mi escondrijo era impenetrable, no sentí la más leve inquietud. Los oficiales me pidieron que los acompañara en su examen. No dejaron hueco ni rincón sin revisar. Al final, por tercera o cuarta vez, bajaron al sótano. Los seguí sin que me temblara un solo músculo. Mi corazón latía tranquilamente, como el de aquel que duerme en la inocencia. Me paseé de un lado al otro del sótano. Había cruzado los brazos sobre el pecho y andaba tranquilamente de aquí para allá. Los policías estaban completamente satisfechos y se disponían a marcharse. La alegría de mi corazón era demasiado grande para reprimirla. Ardía en deseos de decirles, por lo menos, una palabra como prueba de triunfo y confirmar doblemente mi inocencia.
-Caballeros -dije, por fin, cuando el grupo subía la escalera-, me alegro mucho de haber disipado sus sospechas. Les deseo felicidad y un poco más de cortesía. Dicho sea de paso, caballeros, esta casa está muy bien construida... (En mi frenético deseo de decir alguna cosa con naturalidad, casi no me daba cuenta de mis palabras). Repito que es una casa de excelente construcción. Estas paredes... ¿ya se marchan ustedes, caballeros?... tienen una gran solidez.
Y entonces, arrastrado por mis propias bravatas, golpeé fuertemente con el bastón que llevaba en la mano sobre la pared del enladrillado tras de la cual se hallaba el cadáver de la esposa de mi corazón.
¡Que Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio! Apenas había cesado el eco de mis golpes cuando una voz respondió desde dentro de la tumba. Un quejido, sordo y entrecortado al comienzo, semejante al sollozar de un niño, que luego creció rápidamente hasta convertirse en un largo, agudo y continuo alarido, anormal, como inhumano, un aullido, un clamor de lamentación, mitad de horror, mitad de triunfo, como sólo puede haber brotado en el infierno de la garganta de los condenados en su agonía y de los demonios exultantes en la condenación.
Hablar de lo que pensé en ese momento sería locura. Presa de vértigo, fui tambaleándome hasta la pared opuesta. Por un instante el grupo de hombres en la escalera quedó paralizado por el terror. Luego, una docena de robustos brazos atacaron la pared, que cayó de una pieza. El cadáver, ya muy corrompido y manchado de sangre coagulada, apareció de pie ante los ojos de los espectadores. Sobre su cabeza, con la roja boca abierta y el único ojo como de fuego, estaba agazapada la horrible bestia cuya astucia me había inducido al asesinato y cuya voz delatadora me entregaba al verdugo. ¡Había emparedado al monstruo en la tumba!
martes, 23 de septiembre de 2008
Madona en Argentina 2008
Extraido de Infobae
Confirmado: habrá una cuarta función de Madonna en el país
Según los organizadores, se trata de un "récord de venta de las localidades en Sudamérica". Las entradas podrán conseguirse a partir del 25 de septiembre.
Los organizadores de los shows de la cantante Madonna confirmaron hoy que se agregó una cuarta función a los recitales que dará en el estadio de River Plate para el 3 de diciembre.
La nueva presentación se realizará al haberse agotado las entradas para los días 4 y 6 y 7 de diciembre, lo cual marcó además un "récord de venta de las localidades en Sudamérica".
Los responsables de la productora que organiza el show informaron que las entradas para la nueva función del "Sticky & Sweet tour" se venderán desde el 25 de septiembre a partir de la medianoche.
El precio de las entradas en el Campo VIP es de $630; en el campo, $215; las plateas baja Belgrano y San Martín, $630; las plateas baja Belgrano L, K y J y San Martín I, H y J, de 475 pesos.
En tanto, las plateas Belgrano y San Martín alta cuestan $175 y las entradas generales, $95. Madonna ya había resultado un éxito de ventas en Brasil, donde debió agregar fechas para los conciertos en Río de Janeiro.
La gira "Sticky and Sweet" comenzó el 23 de agosto en Cardiff, Gran Bretaña, pasará por las ciudades más importantes de Europa hasta el 27 de septiembre y a partir del 4 de octubre cruzará el Atlántico para hacer pie en Estados Unidos, Canadá y México
Confirmado: habrá una cuarta función de Madonna en el país
Según los organizadores, se trata de un "récord de venta de las localidades en Sudamérica". Las entradas podrán conseguirse a partir del 25 de septiembre.
Los organizadores de los shows de la cantante Madonna confirmaron hoy que se agregó una cuarta función a los recitales que dará en el estadio de River Plate para el 3 de diciembre.
La nueva presentación se realizará al haberse agotado las entradas para los días 4 y 6 y 7 de diciembre, lo cual marcó además un "récord de venta de las localidades en Sudamérica".
Los responsables de la productora que organiza el show informaron que las entradas para la nueva función del "Sticky & Sweet tour" se venderán desde el 25 de septiembre a partir de la medianoche.
El precio de las entradas en el Campo VIP es de $630; en el campo, $215; las plateas baja Belgrano y San Martín, $630; las plateas baja Belgrano L, K y J y San Martín I, H y J, de 475 pesos.
En tanto, las plateas Belgrano y San Martín alta cuestan $175 y las entradas generales, $95. Madonna ya había resultado un éxito de ventas en Brasil, donde debió agregar fechas para los conciertos en Río de Janeiro.
La gira "Sticky and Sweet" comenzó el 23 de agosto en Cardiff, Gran Bretaña, pasará por las ciudades más importantes de Europa hasta el 27 de septiembre y a partir del 4 de octubre cruzará el Atlántico para hacer pie en Estados Unidos, Canadá y México
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domingo, 21 de septiembre de 2008
Ricky Espinosa - separacion
autor: Ricky Espinosa
Tema: separacion
disco: vida espinosa
cáncer en el alma ¿o es mi dolor? vuelven los sentidos a mi piel antes de caer tapo el triste cielo de mi corazón cuando estás lejos suelo estar asi vivo en desgracia y esto es así lágrimas de soledad vuelven a caer sobre flores muertas sobre frases hechas cuando estas lejos suelo estar así separación
Tema: separacion
disco: vida espinosa
cáncer en el alma ¿o es mi dolor? vuelven los sentidos a mi piel antes de caer tapo el triste cielo de mi corazón cuando estás lejos suelo estar asi vivo en desgracia y esto es así lágrimas de soledad vuelven a caer sobre flores muertas sobre frases hechas cuando estas lejos suelo estar así separación
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domingo, 7 de septiembre de 2008
[MSN] Cómo solucionar el error 80048820
Articulo:Publicado por Carlos-vialfa, última actualización le lunes, 11 de agosto de 2008, 18:58:44 por Carlos-vialfa
Antes de realizar cualquier modificación en el sistema, verifica el estado del servidor MSN Messenger, para ver si es que el problema no proviene de allí:
http://messenger.msn.com/Status.aspx?mkt=es-es
También podría deberse a un problema en los servidores de autentificación de MSN Messenger. Para averiguarlo:
A continuación algunas sugerencias que puedes intentar para solucionar el error 80048820:
Verifica que la cuenta de correo electrónico y la contraseña han sido ingresadas correctamente (mayúsculas o minúsculas).
http://memberservicesnet.passport.com/memberservice.srf y trata de conectarte al servicio MSN.
Si un cortafuegos (firewall) está instalado (como ZoneAlarm, Norton Internet Security, etc), puede darse el caso que Messenger no posea los privilegios suficientes para acceder a Internet, especialmente si ha sido realizada una actualización de MSN recientemente. Entonces agrega MSN Messenger a la lista de programas que tienen permiso para acceder a Internet.
Vaciar el caché de Internet Explorer y elimina los cookies
==8. Restablecer el registro de la DLL en el registro del sistema==
PD: El artículo original fue escrito por Jeff contribuidor de CommentCaMarche
Error 80048820
Antes de realizar cualquier modificación en el sistema, verifica el estado del servidor MSN Messenger, para ver si es que el problema no proviene de allí:
http://messenger.msn.com/Status.aspx?mkt=es-es
También podría deberse a un problema en los servidores de autentificación de MSN Messenger. Para averiguarlo:
- intenta conectarte a la siguiente dirección y haz clic en “Iniciar MSN Web Messenger”: http://webmessenger.msn.com/?mkt=es-es
- Si aparece "Service Unavailable", esto significa que el problema proviene de los servidores de Microsoft!
A continuación algunas sugerencias que puedes intentar para solucionar el error 80048820:
- 1. Poner la fecha correcta en el PC
- 2. Verificar que los datos de identificación hayan sido ingresados correctamente
- 3. Intenta modificar la contraseña
- 4. Verificar la configuración del cortafuegos
- 5. Vaciar el caché de Internet
- 6. Modificar la configuración proxy de MSN Messenger
- 7. Verificar la configuración del navegador de Internet
1. Poner la fecha correcta en el PC
- Haz doble clic en el reloj de Windows (parte inferior derecha de la pantalla)
- Asegúrate que la fecha y la hora sean correctas.
2. Verificar que los datos de identificación hayan sido ingresados correctamente
Verifica que la cuenta de correo electrónico y la contraseña han sido ingresadas correctamente (mayúsculas o minúsculas).
3. Intenta modificar la contraseña
http://memberservicesnet.passport.com/memberservice.srf y trata de conectarte al servicio MSN.
4. Verificar la configuración del cortafuegos
Si un cortafuegos (firewall) está instalado (como ZoneAlarm, Norton Internet Security, etc), puede darse el caso que Messenger no posea los privilegios suficientes para acceder a Internet, especialmente si ha sido realizada una actualización de MSN recientemente. Entonces agrega MSN Messenger a la lista de programas que tienen permiso para acceder a Internet.
5. Vaciar el caché de Internet
Vaciar el caché de Internet Explorer y elimina los cookies
- Abre Internet Explorer, haz clic en el menú ”Herramientas”, luego en ”Opciones de Internet”,
- En Historial de exploración, haz clic en ”Eliminar…”,
- Luego, haz clic en ”Eliminar cookies…”,
6. Modificar la configuración proxy de MSN Messenger
- En el menú Herramientas, haz clic en Opciones.
- Selecciona la pestaña Conexión, luego haz clic en Configuraciones avanzadas.
- Modificar los campos con los valores correctos para tu conexión.
- Haz clic en Aceptar para guardar las modificaciones.
7. Verificar la configuración del navegador de Internet
- Abre Internet Explorer,
- Haz clic en el menú ”Herramientas”, luego ”Opciones de Internet”, a continuación en ”Opciones avanzadas”, en la sección ”Seguridad”, asegúrate que la opción ”Comprobar si se revocó certificado de servidor”
- Verifica que las opciones "SSL 2.0" y "SSL 3.0" estén seleccionadas luego pulsa Aceptar
==8. Restablecer el registro de la DLL en el registro del sistema==
- Haz clic en ”Inicio”, luego en ”Ejecutar” e ingresa los siguientes comandos:
regsvr32 softpub.dll
regsvr32 wintrust.dll
regsvr32 initpki.dll
- Haz clic en Aceptar para confirmar los cambios.
PD: El artículo original fue escrito por Jeff contribuidor de CommentCaMarche
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Predicar con el ejemplo.
Hay cosas que es mejor no hacerlas. Hay cosas que es mejor no hacerlas delante de un niño.
Aprenden lo que ven. Sin palabras.
Via http://www.childfriendly.org.au/ Mas videos en su sitio web. Fabulosas campañas.
Extraido de http://organizados.wordpress.com/
Aprenden lo que ven. Sin palabras.
Via http://www.childfriendly.org.au/ Mas videos en su sitio web. Fabulosas campañas.
Extraido de http://organizados.wordpress.com/
lunes, 7 de julio de 2008
flema te extraño
Que triste ahora recordar
lo bueno que ahora es pasado
de nada sirve llorar mejor fumar y esperar
te extraño.
Un día me dijiste adios
y me sentí abandonado
quizás vos tengas razón quizás yo tenga razón
te extraño.
Inútil es recordar
los buenos tiempos pasados
si hoy ahora me odias y aunque me hagas muy mal
te extraño.
lo bueno que ahora es pasado
de nada sirve llorar mejor fumar y esperar
te extraño.
Un día me dijiste adios
y me sentí abandonado
quizás vos tengas razón quizás yo tenga razón
te extraño.
Inútil es recordar
los buenos tiempos pasados
si hoy ahora me odias y aunque me hagas muy mal
te extraño.
domingo, 8 de junio de 2008
Que vida elegirás hoy..
"No sabes si voy a ser feliz asi" asi nos cuenta spinetta en una de sus canciones "tu nombre en mi nombre"
mientras yo me pregunto, ¿saben si voy a ser feliz asi? ¿asi como? asi como ustedes tienen pactado, siguiendo sus eticas y su forma de vida, ¿sere feliz cuando ya todo domine mis pensamientos y haga las cosas por inercia?, porque eso pienso de su mundo.
siento que tengo para elegir varios tipo de vidas, pero qe no queda oportunidad para vivir todas, y solo tengo que elegir una, encima soy dragon dicen qe es mi ultima vida, tal vez ya tuve vidas duras por elegir lo qe no deberia haber elegido, y estoy cansado en esta vida, no se si descansar, o seguir luchando, ¿y como queres descansar? me preguntan, descansar facil, haciendo todo lo que ustedes dicen que esta bien, que todo ya es mas pactado y con menos sorpresas, ¿o queres seguir luchando?, ¿y esas son las 2 vidas entre las cuales elejis?, ¿podes tomar aspectos de las 2 no te parece?, mmm creo que son incompatibles, ¿ en todo sentido ?, no en todo sentido no, solo en los mas importantes, y es dificil vivir una vida donde lo mas importante no es como uno sabe que deberia ser, traicionadose el corazón.
mientras yo me pregunto, ¿saben si voy a ser feliz asi? ¿asi como? asi como ustedes tienen pactado, siguiendo sus eticas y su forma de vida, ¿sere feliz cuando ya todo domine mis pensamientos y haga las cosas por inercia?, porque eso pienso de su mundo.
siento que tengo para elegir varios tipo de vidas, pero qe no queda oportunidad para vivir todas, y solo tengo que elegir una, encima soy dragon dicen qe es mi ultima vida, tal vez ya tuve vidas duras por elegir lo qe no deberia haber elegido, y estoy cansado en esta vida, no se si descansar, o seguir luchando, ¿y como queres descansar? me preguntan, descansar facil, haciendo todo lo que ustedes dicen que esta bien, que todo ya es mas pactado y con menos sorpresas, ¿o queres seguir luchando?, ¿y esas son las 2 vidas entre las cuales elejis?, ¿podes tomar aspectos de las 2 no te parece?, mmm creo que son incompatibles, ¿ en todo sentido ?, no en todo sentido no, solo en los mas importantes, y es dificil vivir una vida donde lo mas importante no es como uno sabe que deberia ser, traicionadose el corazón.
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jueves, 5 de junio de 2008
Dos el, el uno.
hay dos el en este cuento, leelo una vez y otra vez buscando cosas raras
sabes nque estas mal pero lo haces por el, por lo que uno no puede hacer, ella se rebela y es por el, no gustando su forma de ser, enojandose al sol, ella pobre quedo para el, como siempre decia el, es asi como lo decia el, el no se equivocaba, el siempre tenia razón, y el tiempo le daba la verdad, siempre mentirosa fuiste, y el se lo creyo, la mujer ideal tan solo la soño, porque nunca existio, era lo peor, que hace tiempo el descubrio, sin piel tocar con pocas maneras de besar, pero al fin y al cabo el lo leyo y la verdad mas tarde descubrio.
sabes nque estas mal pero lo haces por el, por lo que uno no puede hacer, ella se rebela y es por el, no gustando su forma de ser, enojandose al sol, ella pobre quedo para el, como siempre decia el, es asi como lo decia el, el no se equivocaba, el siempre tenia razón, y el tiempo le daba la verdad, siempre mentirosa fuiste, y el se lo creyo, la mujer ideal tan solo la soño, porque nunca existio, era lo peor, que hace tiempo el descubrio, sin piel tocar con pocas maneras de besar, pero al fin y al cabo el lo leyo y la verdad mas tarde descubrio.
lunes, 2 de junio de 2008
Murió el joven que inspiró la película "Un milagro para Lorenzo"
Murió el joven que inspiró la película "Un milagro para Lorenzo"
Cuando tenía 5 años a Lorenzo Odone le diagnosticaron una enfermedad neurológica degenerativa y los médicos dijeron que no sobreviviría. Sin embargo, sus padres descubrieron un compuesto de aceite que le permitió extender 20 años su vida. Ahora murió de una pulmonía.
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Un milagro para Lorenzo
Murió Bo Diddley, uno de los pioneros del rock
Murió Bo Diddley
El cantante y guitarrista, cuyo nombre en realidad era Ellas Bates, falleció hoy a los 79 años por un paro cardíaco. Dejó un legado de grandes canciones, como 'Bo Diddley', 'Beffore you accuse me' o 'Who do you love'. También influenció a numerosas bandas, desde los Rolling Stones hasta The White Stripes.
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uno de los pioneros del rock
Queen en Argentina
Se anda rumoreando que vendra Queen en Noviembre que se presentara en el estadio de velez en noviembre, si Queen en Argentina, Queen en Velez, Queen en Noviembre.
les dejo la noticia que se publico en la web del canal 26
http://www.26noticias.com.ar/queen-en-argentina-67387.html
Queen en Argentina
La banda se presentará el 22 y 23 de noviembre en el Estadio de Vélez...
Queen, una de las bandas de rock más importantes de la historia del rock mundial, se presentará en Argentina en noviembre próximo, tras 27 años de su única visita al país.
La banda, ahora liderada por el guitarrista Brian May, se presentará el 22 y el 23 de noviembre en el estadio de Vélez Sarsfield y contará Paul Rodgers como cantante, en reemplazo del ya mítico Freddy Mercuri, fallecido en 1991.
La banda se completa con el baterista Roger Taylor y el bajista John Deacon, al igual que May, miembros originales de la banda británica.
Rodgers, quien fue cantante de Bad Company y admirado por el propio Mercury, ya había compartido con el grupo otras giras celebradas en 2005 y 2006.
Esta será la segunda visita de Queen a la Argentina, ya que en febrero de 1981 Freddy Mercuri y sus muchachos ofrecieron cinco recitales en el estadio de Vélez.
En uno de ellos Diego Maradona subió al escenario y presentó el tema "Another One Bites The Dust" e intercambió con Freddy una camiseta de Argentina por una de Inglaterra.
En aquella oportunidad, además, Queen actuó en los estadios mundialistas de Mar del Plata y Rosario.
les dejo la noticia que se publico en la web del canal 26
http://www.26noticias.com.ar/queen-en-argentina-67387.html
Queen en Argentina
La banda se presentará el 22 y 23 de noviembre en el Estadio de Vélez...
Queen, una de las bandas de rock más importantes de la historia del rock mundial, se presentará en Argentina en noviembre próximo, tras 27 años de su única visita al país.
La banda, ahora liderada por el guitarrista Brian May, se presentará el 22 y el 23 de noviembre en el estadio de Vélez Sarsfield y contará Paul Rodgers como cantante, en reemplazo del ya mítico Freddy Mercuri, fallecido en 1991.
La banda se completa con el baterista Roger Taylor y el bajista John Deacon, al igual que May, miembros originales de la banda británica.
Rodgers, quien fue cantante de Bad Company y admirado por el propio Mercury, ya había compartido con el grupo otras giras celebradas en 2005 y 2006.
Esta será la segunda visita de Queen a la Argentina, ya que en febrero de 1981 Freddy Mercuri y sus muchachos ofrecieron cinco recitales en el estadio de Vélez.
En uno de ellos Diego Maradona subió al escenario y presentó el tema "Another One Bites The Dust" e intercambió con Freddy una camiseta de Argentina por una de Inglaterra.
En aquella oportunidad, además, Queen actuó en los estadios mundialistas de Mar del Plata y Rosario.
viernes, 30 de mayo de 2008
Zanahoria, Huevo o Café
El oro para ser purificado debe pasar por el fuego y el ser humano necesita pruebas para pulir su carácter. Pero lo más importante es; Cómo reaccionamos frente a las pruebas.
Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.
A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un bowl. Sacó los huevos y los colocó en otro bowl. Coló el café y lo puso en un tercer bowl. Mirando a su hija le dijo: “Querida, ¿qué ves?” “Zanahorias, huevos y café” fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: “¿Qué significa esto, Padre?” El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
“¿Cual eres tú?”, le preguntó a su hija. “Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?. ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?”
¿Y cómo eres tú, amigo? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan , te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, un divorcio o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor, tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren. ¿Cómo manejas la adversidad? ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?
Extraido de
Zanahoria, Huevo o Café
Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.
A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un bowl. Sacó los huevos y los colocó en otro bowl. Coló el café y lo puso en un tercer bowl. Mirando a su hija le dijo: “Querida, ¿qué ves?” “Zanahorias, huevos y café” fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: “¿Qué significa esto, Padre?” El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil. Su cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos. Después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
“¿Cual eres tú?”, le preguntó a su hija. “Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?. ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?”
¿Y cómo eres tú, amigo? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan , te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, un divorcio o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor, tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren. ¿Cómo manejas la adversidad? ¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?
Extraido de
Zanahoria, Huevo o Café
domingo, 25 de mayo de 2008
David Beckham gol de 70 metros
David Beckham gol de 70 metros
Con un zapatazo desde 70 metros, el inglés decretó la victoria por 3-1 de su equipo, Los Angeles Galaxy, sobre Kansas City, donde juega el Piojo López, quien también convirtió. El Spice Boy aprovechó un rebote tras un córner, cuando el arquero rival había ido a cabecear. Remató desde su campo con gran precisión para anotar un gol kilométrico.
Con un zapatazo desde 70 metros, el inglés decretó la victoria por 3-1 de su equipo, Los Angeles Galaxy, sobre Kansas City, donde juega el Piojo López, quien también convirtió. El Spice Boy aprovechó un rebote tras un córner, cuando el arquero rival había ido a cabecear. Remató desde su campo con gran precisión para anotar un gol kilométrico.
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domingo, 18 de mayo de 2008
Seguir Viviendo Sin Tu Amor - Luis Alberto Spinetta
Seguir Viviendo Sin Tu Amor - Luis Alberto Spinetta
Si a tu corazón yo llego igual
Todo siempre se podrá elegir
No me escribas la pared
Sólo quiero estar entre tu piel
Y si acaso no brillara el sol
Y quedara yo atrapado aquí
No veria la razón
De seguir viviendo sin tu amor
Y hoy que enloquecido vuelvo
Buscando tu querer
No queda más que el viento
No queda mas que el viento
Y si acaso no brillara el sol
Y quedara yo atrapado aquí
No veria la razón
De seguir viviendo sin tu amor.
Si a tu corazón yo llego igual
Todo siempre se podrá elegir
No me escribas la pared
Sólo quiero estar entre tu piel
Y si acaso no brillara el sol
Y quedara yo atrapado aquí
No veria la razón
De seguir viviendo sin tu amor
Y hoy que enloquecido vuelvo
Buscando tu querer
No queda más que el viento
No queda mas que el viento
Y si acaso no brillara el sol
Y quedara yo atrapado aquí
No veria la razón
De seguir viviendo sin tu amor.
sábado, 17 de mayo de 2008
La Historia de Las Cosas
excelentes videos sobre la historia de las cosas, muy buen documental o como quieran llamarlo vale la pena leerlo por Annie Leonard.
Estan en ingles pero subtitulados.
segunda parte
tercera parte
Estan en ingles pero subtitulados.
segunda parte
tercera parte
viernes, 9 de mayo de 2008
Extremoduro - Dulce introducción al caos
Traemos el primer Adelanto de "La ley innata" lo nuevo de Extremoduro, por fin amigos, nuevamente su musica, escuche el tema y me encanto, espero que les encante tanto como a mi.
Bajar Dulce introducción al caos link
Dulce introducción al caos
como quieres que escriba una canción
si a tu lado no hay reivindicación.
La canción de que el tiempo no pasara
donde nunca pasa nada.
Una racha de viento nos visitó
y el árbol ni una rama se le agitó.
La canción de que el viento se parara
donde nunca pasa nada.
Un otoño el demonio se presentó
fue cuando el arbolito se deshojó.
La canción de que el tiempo se atrasara
donde nunca pasa nada.
Una racha de viento nos visitó
pero nuestra veleta ni se inmutó.
La canción de que el viento se parara
donde nunca pasa nada.
Mientras tanto pasan las horas,
sueño que despierto a su vera,
me pregunto si estará sola
y ardo dentro de una hoguera.
Como quieres que escriba una canción
si a tu lado he perdido la ambición.
La canción de que el tiempo no pasara
donde nunca pasa nada.
Se rompio la cadena que ataba el reloj a las horas,
se paró el aguacero ahora somos flotando dos gotas.
Agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor,
y olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor.
Volar! volar!
Una racha de viento nos visitó
y a nosotros ni el pelo se nos movió.
La canción de que el viento se parara
donde nunca pasa nada.
Ya no queda una piedra en pie
porque el viento lo derribó
No! No hay esa canción
Ya no queda nada de ayer
porque el viento se lo llevó
No! No hay esa canción
Ya no queda una piedra en pie
porque el viento lo derribó
No! No hay esa canción
Ya no queda nada de ayer
porque el viento se lo llevó
No! No hay esa canción
No! No! No! No!
Bajar Dulce introducción al caos link
Dulce introducción al caos
como quieres que escriba una canción
si a tu lado no hay reivindicación.
La canción de que el tiempo no pasara
donde nunca pasa nada.
Una racha de viento nos visitó
y el árbol ni una rama se le agitó.
La canción de que el viento se parara
donde nunca pasa nada.
Un otoño el demonio se presentó
fue cuando el arbolito se deshojó.
La canción de que el tiempo se atrasara
donde nunca pasa nada.
Una racha de viento nos visitó
pero nuestra veleta ni se inmutó.
La canción de que el viento se parara
donde nunca pasa nada.
Mientras tanto pasan las horas,
sueño que despierto a su vera,
me pregunto si estará sola
y ardo dentro de una hoguera.
Como quieres que escriba una canción
si a tu lado he perdido la ambición.
La canción de que el tiempo no pasara
donde nunca pasa nada.
Se rompio la cadena que ataba el reloj a las horas,
se paró el aguacero ahora somos flotando dos gotas.
Agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor,
y olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor.
Volar! volar!
Una racha de viento nos visitó
y a nosotros ni el pelo se nos movió.
La canción de que el viento se parara
donde nunca pasa nada.
Ya no queda una piedra en pie
porque el viento lo derribó
No! No hay esa canción
Ya no queda nada de ayer
porque el viento se lo llevó
No! No hay esa canción
Ya no queda una piedra en pie
porque el viento lo derribó
No! No hay esa canción
Ya no queda nada de ayer
porque el viento se lo llevó
No! No hay esa canción
No! No! No! No!
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lunes, 5 de mayo de 2008
El comercial mas caro de la historia es de Guinness
Con el nombre de Tripping Point, Guinness ha lanzado un spot para celebrar su 80 aniversario, este spot ha sido clasificado como el mas caro de la historia y fue desarrollado por la agencia AMV BBDO en londres y tuvo un costo de 10,000,000 de libras.
martes, 29 de abril de 2008
Murió delfín al chocar con otro en el aire
El mamífero se encontraba realizando un show frente a cientos de espectadores. Una pirueta que salió mal le costó la vida
"Fue un desafortunado y extraño accidente", destacó el vocero del parque temático ubicado en Orlando. Aseguró que las técnicas de entrenamiento serán analizadas.
Sharky y Tyler eran las estrellas del show de Discovery Cove. Habían sorprendido a cientos de espectadores con sus saltos, sus piruetas y volteretas. Pero, en el último día de presentación, ocurrió una tragedia.
Como ya habían practicado incontables veces, los delfines saltaron del agua para cruzarse en el aire. Sin embargo, un error de cálculos le costó la vida a Sharky.
Para el horror de los visitantes del parque, los cetáceos chocaron en medio de la prueba y cayeron abruptamente al agua. Su entrenadora nadó rápidamente a asistirlos, pero era demasiado tarde. El espécimen de 30 años murió a los pocos minutos por la fuerza del impacto. Tyler resultó ileso.
"Lo entrenadores nunca los fuerzan. Son los delfines los que deciden aquello que desean hacer", remarcó el vocero del parque, según el diario Daily Mail.
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lunes, 28 de abril de 2008
Otoño
como me gusta el otoño sin duda, su olor, sus brisas frescas, sus nubes y su sol.
Irrumpe sin miedo
Cerrar la puerta es negar la existencia de otras vidas
es perder la memoria de otras risas
es sentir que el otoño se acomoda...
Irrumpe sin miedo, vive, disfruta!!!
Lo que queda dormido en el camino
se torna recurrente pesadilla...
No te niegues latidos de otros sueños
atrévete a sentir, a invadir otros caminos
Irrumpe sin miedo!!!
poema y foto por disalicia
jueves, 24 de abril de 2008
Pink Floyd - What Shall We Do Now (Letra Traducida)
letra original
Pink Floyd - What Shall We Do Now
WHAT SHALL WE USE TO FILL
THE EMPTY SPACES
WHERE WAVES OF HUNGER ROAR?
SHALL WE SET OUT ACROSS THE SEA OF FACES
IN SEARCH OF MORE AND MORE APPLAUSE?
SHALL WE BUY A NEW GUITAR?
SHALL WE DRIVE A MORE POWERFUL CAR?
SHALL WE WORK STRAIGHT THROUGH THE NIGHT?
SHALL WE GET INTO FIGHTS?
LEAVE THE LIGHTS ON?
DROP BOMBS?
DO TOURS OF THE EAST?
CONTRACT DISEASES?
BURY BONES?
BREAK UP HOMES?
SEND FLOWERS BY PHONE?
TAKE TO DRINK?
GO TO SHRINKS?
GIVE UP MEAT?
RARELY SLEEP?
KEEP PEOPLE AS PETS?
TRAIN DOGS?
RACE RATS?
FILL THE ATTIC WITH CASH?
BURY TREASURE?
STORE UP LEISURE?
BUT NEVER RELAX AT ALL
WITH OUR BACKS TO THE WALL
letra traducida al español
¿QUÉ VAMOS A USAR PARA LLENAR
LOS ESPACIOS VACIOS
DONDE OLAS DE HAMBRE RUGEN?
¿ATRAVESAREMOS ESTE MAR DE ROSTROS
EN BUSCA DE MÁS Y MÁS APLAUSOS?
¿COMPRAREMOS UNA NUEVA GUITARRA?
¿CONDUCIREMOS UN COCHE MÁS POTENTE?
¿TRABAJAREMOS A LO LARGO DE TODA LA NOCHE?
¿NOS EMBARCAREMOS EN LUCHAS?
¿DEJAREMOS LAS LUCES ENCENDIDAS?
¿LANZAREMOS BOMBAS?
¿HAREMOS GIRAS POR EL ESTE?
¿CONTRAEREMOS MALES?
¿ENTERRAREMOS HUESOS?
¿ROMPEREMOS HOGARES?
¿ENVIAREMOS FLORES POR TELÉFONO?
¿NOS TIRAREMOS A LA BEBIDA?
¿NOS QUEDAREMOS ENCOGIDOS?
¿DEJAREMOS LA CARNE?
¿APENAS DORMIREMOS?
¿TENDREMOS PERSONAS POR MASCOTAS?
¿AMAESTRAREMOS PERROS?
¿CORREREMOS COMO RATAS?
¿LLENAREMOS EL ÁTICO DO DINERO?
¿ENTERRAREMOS TESOROS?
¿ALMACENAREMOS OCIO?
PERO NUNCA DESCANSAREMOS
CON NUESTRAS ESPALDAS CONTRA EL MURO
Pink Floyd - What Shall We Do Now
WHAT SHALL WE USE TO FILL
THE EMPTY SPACES
WHERE WAVES OF HUNGER ROAR?
SHALL WE SET OUT ACROSS THE SEA OF FACES
IN SEARCH OF MORE AND MORE APPLAUSE?
SHALL WE BUY A NEW GUITAR?
SHALL WE DRIVE A MORE POWERFUL CAR?
SHALL WE WORK STRAIGHT THROUGH THE NIGHT?
SHALL WE GET INTO FIGHTS?
LEAVE THE LIGHTS ON?
DROP BOMBS?
DO TOURS OF THE EAST?
CONTRACT DISEASES?
BURY BONES?
BREAK UP HOMES?
SEND FLOWERS BY PHONE?
TAKE TO DRINK?
GO TO SHRINKS?
GIVE UP MEAT?
RARELY SLEEP?
KEEP PEOPLE AS PETS?
TRAIN DOGS?
RACE RATS?
FILL THE ATTIC WITH CASH?
BURY TREASURE?
STORE UP LEISURE?
BUT NEVER RELAX AT ALL
WITH OUR BACKS TO THE WALL
letra traducida al español
¿QUÉ VAMOS A USAR PARA LLENAR
LOS ESPACIOS VACIOS
DONDE OLAS DE HAMBRE RUGEN?
¿ATRAVESAREMOS ESTE MAR DE ROSTROS
EN BUSCA DE MÁS Y MÁS APLAUSOS?
¿COMPRAREMOS UNA NUEVA GUITARRA?
¿CONDUCIREMOS UN COCHE MÁS POTENTE?
¿TRABAJAREMOS A LO LARGO DE TODA LA NOCHE?
¿NOS EMBARCAREMOS EN LUCHAS?
¿DEJAREMOS LAS LUCES ENCENDIDAS?
¿LANZAREMOS BOMBAS?
¿HAREMOS GIRAS POR EL ESTE?
¿CONTRAEREMOS MALES?
¿ENTERRAREMOS HUESOS?
¿ROMPEREMOS HOGARES?
¿ENVIAREMOS FLORES POR TELÉFONO?
¿NOS TIRAREMOS A LA BEBIDA?
¿NOS QUEDAREMOS ENCOGIDOS?
¿DEJAREMOS LA CARNE?
¿APENAS DORMIREMOS?
¿TENDREMOS PERSONAS POR MASCOTAS?
¿AMAESTRAREMOS PERROS?
¿CORREREMOS COMO RATAS?
¿LLENAREMOS EL ÁTICO DO DINERO?
¿ENTERRAREMOS TESOROS?
¿ALMACENAREMOS OCIO?
PERO NUNCA DESCANSAREMOS
CON NUESTRAS ESPALDAS CONTRA EL MURO
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traducidas
lunes, 7 de abril de 2008
Por donde todos empezamos
Bienvenidos sean todos a este espacio de pensamientos libres y fundamentados, la idea de este blog es solamente la idea de abrir nuestros pensamientos, informarnos, discutir, aprender y ser libres en fin.
¿ Que se discutirá ? : un poco de todos los temas que vayan surgiendo de la actualidad sean temas económicos, sociales, filosóficos, políticos, musicales y demás.
¿ Por que ? : ¿porque no?, seria mi primer respuesta, lo único que espero de este blog es expresar un poco lo aprendido de la vida y opiniones nada mas.
por el momento esto es todo y poco a poco tratare de ir actualizando mientras se me permita el tiempo, que por cierto siempre hay tiempo para todo.
¿ Que se discutirá ? : un poco de todos los temas que vayan surgiendo de la actualidad sean temas económicos, sociales, filosóficos, políticos, musicales y demás.
¿ Por que ? : ¿porque no?, seria mi primer respuesta, lo único que espero de este blog es expresar un poco lo aprendido de la vida y opiniones nada mas.
por el momento esto es todo y poco a poco tratare de ir actualizando mientras se me permita el tiempo, que por cierto siempre hay tiempo para todo.
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